BLOG: mFLOR PVC, el suelo sostenible
Una sociedad sostenible. Usted también quiere aportar su granito de arena. Tiene paneles solares en el tejado, quizá coma algo menos de carne y coge algo más la bicicleta en vez de ir en coche. En resumen, está aumentando su sostenibilidad. Ahora que tiene que cambiar el suelo, también preferirá uno que sea sostenible. En mFLOR entendemos perfectamente su punto de vista porque nosotros también apostamos por la sostenibilidad. Pero, ¿cómo puede ser sostenible un suelo de PVC? Se lo explicamos encantados.
Cada vez se puede vivir de forma más sostenible
Cada vez son más las personas que aíslan mejor su casa o tienen paneles o calderas solares para aprovechar la energía solar. Otros se fijan más en su consumo de energía mediante un gestor de consumo. Resumiendo, cada vez se vive de forma más sostenible. Una tendencia que no solo tiene lugar en torno a la casa, sino dentro de ella, de ahí que lo que elijamos para el interior sea cada vez más sostenible.
PVC, el suelo sostenible
El PVC es un plástico y eso no parece que sea de primeras algo muy sostenible, pero, pese a ello, los suelos de mFLOR y Solcora son realmente muy sostenibles. Y es que una de las mayores ventajas de nuestros suelos es la larga vida útil y, mientras no se produzca un suelo nuevo, obviamente no se utilizarán nuevas materias primas. ¿A que eso sí es sostenible?
La elevada calidad y resistencia al desgaste proporcionan una vida útil extra larga. El suelo se mantiene bonito mucho tiempo, de modo que podrá disfrutar más tiempo de él. Por eso ofrecemos una garantía de nada menos que 25 años. Los suelos de PVC de mFLOR y Solcora son fáciles de mantener limpios y gracias a su mínima resistencia al calor, son ideales para calefacción por suelo radiante con un rendimiento óptimo. Por supuesto, aún más ecológico es reutilizar el suelo. Por ejemplo, en caso de que se mude, podrá llevarse los suelos de encaje por clic de Solcora o reciclarlos fácilmente.
Elegir a conciencia
Al producir un suelo duradero de mFLOR o Solcora elegimos a conciencia. Cada detalle está muy meditado y contribuye a la calidad y el aura del suelo. Uno de estos es elegir PVC puro de calidad A+. Al elegir materias primas cualitativas, sabemos exactamente de dónde proceden y cuáles son las propiedades. Así podemos garantizar que no haya sustancias dañinas en el suelo, como plastificantes venenosos (libres de ftalatos) y las emisiones se limitan a un mínimo absoluto. De este modo, tendrá una casa fresca, segura y saludable.
Esto hace que nuestros suelos sean totalmente reciclables. Al seleccionar las materias primas más puras, sabemos seguro que nuestros suelos no emiten sustancias dañinas a los productos reciclados que se hacen a partir de nuestros suelos. De este modo, contribuimos a un mundo con productos sin sustancias tóxicas.
Además, los suelos de PVC son más finos y ligeros que el laminado o el parqué, por ejemplo. Por consiguiente, un camión podrá llevar más PVC y, de este modo, minimizaremos los costes de energía y las emisiones de transporte.
Certificados y normas
mFLOR es sinónimo de calidad. Para respaldar esta idea, nos aseguramos de que todos nuestros suelos sostenibles estén provistos de certificados independientes que confirmen esta calidad en el campo de la sostenibilidad y seguridad. Nuestra fábrica dispone de la certificación ISO-14001, lo que implica que la producción no tiene un impacto (negativo) en el entorno local. El certificado Eurofins Indoor Air Gold muestra que nuestros suelos destacan en el campo de las emisiones mínimas. mFLOR también cumple todos los requisitos impuestos por la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA). Conforme a su sistema de registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias químicas (REACH), nuestros suelos son idóneos para todas las aplicaciones posibles. No solo satisfacen los requisitos de aplicaciones de interior, sino incluso los requisitos extra estrictos que se imponen por ejemplo a juguetes y artículos de cuidado infantil que se pueden meter en la boca. Literalmente puede dejar la comida en el suelo y comérsela.